Señor Jesucristo, eres el Mesías, Hijo de Dios y amigo incondicional que nunca falla. Nuestro corazón reboza de alegría, al sabernos elegídos por Ti, como Juan Bautista, tu precursor, para pregonar y proclamar a viva voz, Tu palabra hasta los confínes de la tierra. Te reconocemos como el Salvador del mundo. Esperamos Tu llegada Rey de reyes y Señor de Señores. Empequeñecemos y Te damos a Ti, todo el honor y la gloria, por los siglos, de los siglos. Preparamos los cánticos de alabanzas y adoración, para glorificar tu Nombre. ¡Amén!.